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Salud mental durante el embarazo

Si te cayeras y te rompieras una pierna, no dudarías en llamar a tu médico y buscar ayuda. ¡La salud mental es tan importante como la salud física! Si crees que estás deprimida, estresada, ansiosa o más triste de lo normal durante el embarazo, deberías hablar con tu médico.

Una de cada cuatro mujeres embarazadas experimenta algún problema de salud mental, ¡y no hay por qué avergonzarse de ello! Es casi 4 veces más frecuente que la diabetes gestacional, y sin embargo todas las embarazadas se someten a pruebas de detección y hablan abiertamente de los resultados. Para algunas mujeres el embarazo es la época más feliz de su vida, para otras es un momento realmente difícil, tanto mental como físicamente. Se avecina un gran cambio, ¡y el cambio puede ser estresante! Que te sientas triste no significa que no quieras a tu bebé o que te pase algo malo. ¡Puede ser totalmente normal! El embarazo ya es bastante duro sin el reto añadido de luchar contra los problemas de salud mental. Hay muchas opciones para ayudarte a sentirte mejor y ser la versión más feliz de ti misma.

https://www.who.int/mental_health/maternal-child/maternal_mental_health/en/

Vesga-López O, Blanco C, Keyes K, Olfson M, Grant BF, Hasin DS. Trastornos psiquiátricos en mujeres embarazadas y puérperas en Estados Unidos. Arch Gen Psychiatry. 2008;65(7):805–815. doi:10.1001/archpsyc.65.7.805

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Consejos para la recuperación de una cesárea

Tanto si tu cesárea fue planeada como si fue consecuencia de una complicación del parto, es importante que recuerdes que te has sometido a una cirugía abdominal mayor que requiere de ocho a diez semanas o más de recuperación.

Aunque puede que no te apetezca hacer mucho los primeros días del postoperatorio, hay que empezar enseguida a hacer ejercicios específicos para acelerar la recuperación tras la anestesia, estimular la función muscular y favorecer la circulación.

Consulta con tu profesional sanitario antes de hacer cualquiera de estos ejercicios para asegurarte de que es seguro para ti empezar.

  • Tose cinco veces cada hora para ayudar a limpiar tus pulmones después de la anestesia. Debes apoyar el abdomen sensible sujetando una almohada pequeña o una toalla enrollada contra la barriga, sobre la incisión, mientras toses. Si estás en el hospital, puedes pedir a la enfermera un espirómetro de incentivo. Se trata de una herramienta especial diseñada para ayudar a respirar tras una intervención quirúrgica. La enfermera te enseñará a utilizarlo.
  • Rodar el tronco para entrar y salir de la cama. Rodar el tronco es una técnica que ayuda a disminuir la presión sobre el vientre. Empieza de espaldas, con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en la cama. Cuando ruedes hacia un lado, utiliza el brazo superior para ayudarte a rodar y agárrate al lateral de la cama (o al menos apoya la mano en la cama para mantener el equilibrio). Una vez de lado, con las rodillas aún flexionadas, utiliza la mano superior para ayudarte a impulsarte hacia arriba mientras balanceas suavemente las piernas sobre el lateral de la cama con el cuerpo moviéndose como una sola unidad o un «tronco». Una vez que estés lo suficientemente arriba, puedes utilizar la mano inferior para ayudarte a empujarte hacia arriba. Respira todo el tiempo. Si necesitas ayuda con esta técnica, pide a la enfermera que te enseñe o solicita la visita de un fisioterapeuta del hospital.
  • Túmbate o siéntate en una postura cómoda y tira lentamente del vientre hacia la columna vertebral. Utiliza la respiración exhalando cuando te retraigas e inhalando cuando te relajes. Trabaja hasta realizar una serie de cinco a diez repeticiones cada hora.
  • Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas y los brazos extendidos a los lados. Imagina que tu vientre es la esfera de un reloj, y presiona suavemente hacia abajo a las 12 en punto, luego hacia un lado a las 9 en punto, hacia abajo a las 6 en punto y luego hacia el otro lado a las 3 en punto: invierte la dirección y repite. Intenta trabajar hacia un movimiento suave de círculos en cada dirección.
  • Cuando se te haya pasado el efecto de la anestesia, intenta caminar unos pasos con apoyo. Puedes pedir que un fisioterapeuta venga a verte al hospital si crees que puedes necesitar ayuda o si crees que puedes necesitar un andador para mantener el equilibrio. Asegúrate de que alguien te sujeta mientras te mueves, ya que puedes sentirte mareado o inestable. Evitarás la retención de líquidos y acelerarás el retorno de la función intestinal y vesical levantándote y caminando unos minutos cada hora.
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